La almendra. Ella es la estrella de los dulces navideños de aquí. Porque en España la mayoría de esos pequeños placeres que sirven de colofón a las copiosas comidas y cenas de la época tienen en este fruto seco su ingrediente principal. Turrón, mazapán, peladillas, pastas y hasta el roscón de reyes, con sus almendras laminadas por encima, no existirían sin ellas.
No hay hogar español que en Navidades no cuente con una bandeja con un buen surtido de todos estos deliciosos pecados dulces. Todos ellos conviven en armonía para que cada uno elija su favorito. Los hay que prefieren el turrón duro, ese que cruje y se pega al paladar. Otros son más del blando, el que casi se deshace en la boca. Y los más golosos apuestan por dejarse seducir por el de chocolate.
Eso, en cuanto a los turrones, de origen árabe y tan típicos de Alicante, y con un sinfín de variedades. Junto a ellos, en la bandeja, pueden encontrarse diversos tipos de pastas (según la región), peladillas y las otras dos grandes estrellas de la Navidad nacional, las figuritas de mazapán y los polvorones. No faltan, no pueden faltar. Las primeras tienen en la almendra uno de sus ingredientes principales. Los segundos, los polvorones, no. Lo suyo es más la manteca, la harina y el azúcar. En cuanto a su lugar de procedencia, el mejor mazapán se hace en Toledo y los mejores polvorones, en Estepa (Sevilla).
Dulces navideños con pasaporte extranjero
La de los dulces navideños es una tradición culinaria fuertemente arraigada que en los últimos años se ha abierto a otros dulces de fuera. Alguno se han convertido, incluso, en indispensable en nuestras mesas. Sobre todo, los venidos de Italia. El panettone y el pandoro ocupan un lugar destacado en las estanterías junto al turrón y los mazapanes.
Como parte del desayuno, desde luego, son de lo mejor para estas fechas. Y, además, cuentan con una gran variedad, sobre todo el panettone. Aunque aquí nos cueste diferenciarlos por falta de práctica y puedan parecernos lo mismo, no lo son. Los dos provienen del norte de Italia y salvo por eso y porque son un bollo, no tienen mucho más que ver. El pandoro es una especie de bizcocho esponjoso que se presenta espolvoreado con azúcar glass, no lleva relleno y suele tener un color más amarillento.
Por el contrario, el panettone es un auténtico festival. También es un bollo o bizcocho, pero menos compacto. El tradicional incluye en su interior pasas, habiendo un sinfín de variedades. Con perlas de chocolate, crema de coco, de limón… en realidad cualquier cosa, siempre y cuando sea dulce, le va bien. Tanto uno como otro son ideales para desayunos y meriendas y a los niños les encantan. Acompañados de un chocolate caliente es una delicia para el paladar.
En cuanto a su presentación, suelen venir envueltos en plástico, tienen forma de cubo invertido con surcos a su alrededor y la mayoría incluyen una bolsa de azúcar para espolvorear por encima. ¿Precios y calidades? Los hay para todos los bolsillos y gustos. Desde los más ‘industriales’ y económicos, a los de marcas superiores.
De Francia procede el Tronco de Navidad o La buche de Nöel. Quizá menos extendido en su consumo que el panettone, pero igualmente delicioso. Su nombre lo dice prácticamente todo. Se trata de un bizcocho horneado fino y alargado que se unta con la crema correspondiente –el chocolate es la más recurrente–, se enrolla y vuelve a cubrirse con chocolate. La idea es que su forma sea similar a la de un tronco de madera.
Toca coger el avión y cruzar el charco. Dar el salto de Europa a Estados Unidos, país del que cada vez se adoptan más tradiciones en la cocina y fuera de ella. De allí proceden las tradicionales galletas de jengibre que tantas y tantas veces hemos visto en la pantalla. Pueden tener diversas formas, pero lo cierto es que las más famosas son las que parecen un muñeco.
Dónde comprar dulces navideños
Después de ponerte los dientes largos y hacerte salivar con tantos dulces navideños, ¿qué te parece si te sugerimos dónde comprarlos? Por ejemplo, la pastelería Nunos. Su panettone hecho al 100% de forma natural es una auténtica delicia. Y si vas por allí, cuidado, porque te será difícil resistirte a sus turrones.
Siguiendo con los turrones, que al fin y al cabo son uno de los dos productos más típicos de estas fechas junto con el mazapán, en la Confitería El Riojano son especialistas y llevan más de un siglo haciéndolos. Como en Casa Mira, donde el turrón es su especialidad y con tanta variedad en sus mostradores que no sabrás qué elegir. Los hay hasta sin azúcar, para quienes lo prefieran o necesiten.
También nos gusta mucho dejarnos caer de vez en cuando por el Horno San Onofre, más económico y con un surtido tan amplio de dulces navideños que solo de pensarlo nos empachamos. Tienen menos solera que El Riojano o Casa Mira, pero se puede comprar por internet, que nunca viene mal.
Para acabar y para quienes tienen tiempo y disfrutan yendo de mercadillo, Expoclausura cumple 20 años. Se trata de un mercadillo temporal (del 7 al 22 de diciembre) que acoge el Centro Comercial ABC Serrano. En él, varios conventos de clausura venden sus dulces artesanales para recaudar fondos para mantenerse el resto del año. Participan diversas órdenes de clausura procedente de toda España y tienen de todo: mazapán, turrón, polvorones, mantecados… hasta vino.
¿Y tú? ¿Qué dulces navideños de fuera has incorporado a tu bandeja ? Y si eres de los que disfruta cocinando sus propios manjares, en Cocinea estas Navidades hemos preparado talleres temáticos. Uno de ellos es un taller infantil de bizcocho de Navidad que hará las delicias de los más pequeños. Consulta nuestro calendario y date un capricho.
Me ha encantado volver a leeros. Súper interesante el post.